ULTRA SODADE TOUR 2025 -

Seeing Kevin Kaarl live at the House of Blues in Houston was honestly one of the best concert experiences I’ve had in a while. From the moment he stepped on stage, the whole energy in the room shifted — it felt intimate, almost like he was singing directly to each of us.
His voice live is even better than on the recordings — deep, soulful, and raw in a way that hits you differently when you’re in the moment. He played a mix of older songs and new ones from his Ultra Sodade tour, and every track felt like it carried a piece of his story. The crowd was completely locked in, singing along quietly, swaying to the music, and just soaking up the vibe.



What really stood out to me was how natural he was between songs. He’d drop a quick “hey” or a little comment here and there, and it made the night feel less like a performance and more like a gathering of friends. The lighting was simple but perfect — no crazy effects, just enough to keep the focus on him and the music.
By the end, I walked out feeling like I had been part of something special. Kevin has this rare ability to make a room feel connected through his music, and that night in Houston proved why so many people connect with him. It wasn’t just a concert — it felt personal, emotional, and unforgettable.



Ver a Kevin Kaarl en vivo en la House of Blues de Houston fue, sinceramente, una de las mejores experiencias de concierto que he tenido en mucho tiempo. Desde el momento en que subió al escenario, la energía de la sala cambió por completo; se sintió íntimo, casi como si estuviera cantando directamente para cada uno de nosotros.
Su voz en vivo es incluso mejor que en las grabaciones: profunda, conmovedora y cruda, de una manera que te impacta de forma diferente según el momento. Interpretó una mezcla de canciones antiguas y nuevas de su gira Ultra Sodade, y cada tema parecía contar un poco de su historia. El público estaba completamente absorto, cantando en voz baja, meciéndose al ritmo de la música y simplemente disfrutando de la atmósfera.

Lo que realmente me llamó la atención fue su naturalidad entre canciones. Solía ​​decir un rápido "hola" o un pequeño comentario aquí y allá, y eso hizo que la noche pareciera menos una actuación y más una reunión de amigos. La iluminación era sencilla pero perfecta: sin efectos especiales, solo lo justo para mantener la atención en él y la música. Al final, salí sintiéndome como si hubiera formado parte de algo especial. Kevin tiene esa rara habilidad de conectar con la gente a través de su música, y esa noche en Houston demostró por qué tanta gente conecta con él. No fue solo un concierto: fue algo personal, emotivo e inolvidable.